VIVIENDO EN UN MUNDO ALFA






Amados maestros, una de las pruebas que deben experimentar ahora que comienzan a recordar tanto sus orígenes como los muchos lugares maravillosos que ayudaron a crear y que han experimentado durante eones, es la de estar plenamente presentes en su vehículo físico en todo momento, no deseando “volver a su hogar en las estrellas” o estar en cualquier otra parte que no sea exactamente en la que están. Una de las mejores maneras de conseguirlo es crear un “Mundo Alfa” o espacio sagrado en el que podrán experimentar la paz, belleza y armonía que deseen incluso en un mundo imperfecto. En primer lugar deben introducirse en ese espacio sagrado interno en el que reside su Esencia de Dios. Lo hemos llamado su CENTRO DE PODER SOLAR y lo definiremos mejor como su centro emocional/amoroso a partir del cual fluye desde y hacia ustedes el esplendor del Creador.

Ahora les enseñaremos a crear su Mundo Alfa, desde el cual se convertirán en una “meditación viviente”, unificando los hemisferios derecho e izquierdo de su cerebro y creando también un CENTRO DE PODER MENTAL. La unidad de conciencia es su meta, la unidad de todas las facetas de su Ser, armonizando y combinando las energías de las siete mentes de su sistema de chakras, sus vehículos mental, emocional y etérico y sus naturalezas masculinas y femeninas, así como las dos esferas de su estructura cerebral. También estarán integrando su cuerpo elemental, su inconsciente/subconsciente profundo y sus mentes consciente y supraconsciente. Cuando lo hagan no habrá más conflictos internos ni batallas por la supremacía, porque todas las facetas de su existencia habrán despertado al conocimiento de que son partes de un todo mayor y de que lo que beneficia a una faceta de su Ser beneficia a ese todo.

Cuando asumieron por primera vez sus vestiduras carnales, usaban armónicamente ambos hemisferios cerebrales, no existía conflicto y además utilizaban al 100% todos los niveles de su cerebro y de sus reservas intelectuales. Al principio estaban en total armonía con los que les rodeaban, sintonizados con sus hermanos y hermanas semillas estelares y con nosotros, sus amigos y compañeros de los reinos superiores. El aire tenía frescura y riqueza y estaba lleno de la Esencia de la Creación. No tenían el sistema digestivo que ahora tienen porque respiraban alimento vivo, no sólo a través de sus pulmones sino también mediante todos sus poros.

Las aguas vivas también les alimentaban y ayudaban a aclimatarse a su nuevo hogar. Las características intuitivas, creativas e inspiradas por el Espíritu propias del hemisferio derecho llegaron primero, cuando estaban integrando su cuerpo emocional, mientras que las características lineales, estructuradas y analíticas del hemisferio izquierdo o cuerpo mental llegaron después. Aún así, al principio, mientras las energías y peculiaridades del pensamiento y las emociones estuvieron integradas, trabajaron armónicamente, complementándose la una a la otra sin separación ni disparidades.

En la actualidad, aproximadamente entre el 75% y el 85 % de las personas de la Tierra utilizan el hemisferio izquierdo del cerebro hasta llegar a la casi total exclusión del derecho, lo que produce que su pensamiento esté desequilibrado. La diferencia está en la frecuencia de sus ondas cerebrales. El pensamiento en el mundo físico de la tercera dimensión se efectúa a unos de quince a veinte ciclos por segundo. Cuando concentran su pensamiento o aprendizaje en las frecuencias inferiores de sus ondas cerebrales, equilibran la actividad de sus hemisferios. Al utilizar el hemisferio izquierdo se enfocan más en lo concreto, en el mundo físico, mientras que utilizar el hemisferio derecho les ayuda a entrar en los reinos del Espíritu y a pensar más allá de su mundo físico. Deben tener acceso y utilizar ambos hemisferios del cerebro para que puedan introducirse en su pleno potencial creativo. Un pensamiento centrado atrae la sabiduría de sus Seres Superiores y de los Seres de Luz de los Reinos Superiores de la existencia, además de ayudarles a desenvolverse con mayor eficacia en su entorno físico.

De manera típica, la mayoría de los humanos funciona en un rango de ondas cerebrales que oscila entre uno y veinte ciclos por segundo: veinte ciclos cuando están despiertos, de uno a 7 ciclos cuando duermen y más raramente se encuentran frecuencias intermedias excepto cuando pasan del estado de sueño al de vigilia o de la vigilia al sueño. Aquellos de ustedes que han practicado la meditación y el aquietamiento de la mente han aprendido que las frecuencias intermedias son las que proporcionan un uso consciente del hemisferio cerebral derecho, su conexión intuitiva y espiritual. La frecuencia del pensamiento tiene su óptimo en el centro del espectro de frecuencias cerebrales, dentro del rango de los diez ciclos por segundo, denominado NIVEL ALFA. Cuando piensen o analicen situaciones o problemas o busquen ayuda del otro lado, al mantener las frecuencias cerebrales en el nivel alfa (o estando en un luminoso estado meditativo) estarán cerebralmente centrados. Cuando se conecten con los reinos superiores de la inteligencia, comenzarán a entrar en la quinta dimensión. A través de la experiencia han aprendido que, cuando empiezan a creer en el proceso, aciertan más veces de las que se equivocan, e intuitivamente saben cuando han “enganchado” con su guía superior. Comienzan a sentir y a saber que están divinamente inspirados o utilizando sus habilidades intuitivas “extrasensoriales”, y descubren que pueden crear cualquier cosa que se imaginen, pero que sus pensamientos y su proceso imaginativo deben permanecer limpios y centrados. Como maestros Alfa aprenderán a utilizar sus dones cocreadores para manifestar en sus vidas lo que deseen: amor, alegría, paz y abundancia, en lugar de emprender guerras contra ustedes mismos y crear limitación, miedo y frustración.

Si más de ustedes aprendieran a funcionar en un luminoso estado Alfa, llegando a ser lo que podríamos llamar una “meditación viviente”, podrían llevar a sus ángeles ayudantes posados sobre su hombro mientras transitan su vida diaria, convirtiéndose tanto en observadores de su proceso vital como en participantes activos. Habría menos hipertensión y menos necesidad de medicamentos antiestrés. Sus cuerpos durarían más y serían más saludables; sin embargo, disfrutarían más de la vida en la Tierra. Serían capaces de realizar cosas asombrosas porque literal y efectivamente se convertirían en Cocreadores con nuestro Padre/Madre Dios y verían su mundo mejorado con más rapidez de la que jamás hubieran podido imaginar.

Cuando perfeccionen sus habilidades como maestros Alfa podrán controlar sus emociones, salir rápidamente de la depresión, curar hábitos indeseados y comenzar a utilizar sus habilidades creativas aprovechándolas al máximo. Se sorprenderán de lo que puedan crear cuando empiecen a entrar en su inteligencia superior. Se convertirán en generadores de ideas dinámicas, personas a los que todos admiran, personas que solucionan ingeniosamente los problemas y catalizadores de las relaciones humanas mejoradas. Y cuando lo perfeccionen y entren en su “canal” creativo de sabiduría superior, sentirán que la vida está más bajo su control. Aprenderán lo que es atraer la mayor alegría y comenzarán a centrarse en las cosas que les brinden una mayor sensación de satisfacción, descartando las que ya no les sirvan. Verán los desafíos, trabajos y oportunidades de sus vidas bajo una luz diferente. Inspirarán a los demás y encontrarán mayor felicidad en la vida de la que jamás creyeron que sería posible.


EJERCICIO: Si practicas estos ejercicios mentales, aprenderás a pasar con rapidez al estado Alfa y a mantenerlo todo el día. Cierra los ojos y sitúa tu conciencia en tu chakra de la corona. Visualiza tu conciencia como una pequeño globo de Luz mientras tomas una respiración profunda y repites mentalmente tres veces el número tres; toma otra respiración profunda y repite mentalmente tres veces el número dos; toma otra respiración profunda y repite mentalmente tres veces el número uno. Cada vez que hayas repetido el número mentalmente y hayas terminado de exhalar, haz una pausa tan larga como te sea cómodo mientras estás en el PUNTO DE QUIETUD DE LA CREACIÓN; después sigue tomando otra respiración mientras repites mentalmente el próximo número (uno, dos o tres). Visualiza y siente como el globo de Luz se mueve descendiendo lentamente a través de tu cerebro, tu garganta, zona del timo y corazón; ánclalo en tu Centro de Poder Solar o abdomen superior. Practica esto hasta que sientas cómo el globo de Luz desciende con rapidez y se asienta en el lugar apropiado. Cuando haya pasado un rato, lo único que tendrás que hacer es tomar un par de respiraciones profundas y automáticamente estarás en un perfecto estado ALFA. En algún momento ustedes llegarán a ser capaces de entrar o salir de ese estado ALFA a voluntad, o de mantenerse en él a lo largo de la jornada. Perfeccionar este proceso tiene muchas compensaciones, incluyendo un sistema inmune más fuerte, la percepción de sus habilidades extrasensoriales y de su creatividad, y una conexión con su Ser Superior y con su Conciencia Divina que cambiará sus vidas. Pueden repetir afirmaciones o visualizar cosas que deseen realizar tales como: creo un suministro inagotable de todas las cosas buenas; me encanta lo que creo y comparto mi abundancia con los demás; sé que debo asumir la responsabilidad por todo lo que creo; sin embargo, yo sólo creo cosas que me benefician a mí, a la Tierra y a todas las cosas vivas. Establezcan sus objetivos para el futuro y regresen por completo al presente.

Al principio, cuando estén aprendiendo a mantener el estado ALFA de conciencia, puede ser sabio que se conduzcan de vuelta a vuestro estado normal de conciencia cuando el proceso se haya completado. Para hacerlo, cuenten hacia adelante de uno a cinco, tomen una respiración profunda y digan para sí mismos: “YO ESTOY completamente despierto/a, alerta y energizado/a”. O: “YO ESTOY energizado/a y en el flujo de la facilidad y de la gracia”. Cuando perfeccionen el proceso y estén cómodos funcionando a una frecuencia de ondas cerebrales más baja, esto ya no será necesario.

Practiquen el proceso de VIVIR CADA DÍA COMO UN MAESTRO y verán lo rápidamente que mejora todo en sus vidas. Si tienen dificultades en alcanzar el deseado estado Alfa, prueben a contar hacia atrás de 50 hasta 1 antes de levantarse y de acostarse. Pidan ser llevados a un lugar en los reinos superiores que les beneficie al máximo (para sanar o para aprender). Periódicamente, mientras vayan contando, digan: “Cada vez llego al centro con más rapidez”. Pasadas unas cuantas veces, pueden decir: “Más profundo, más rápido”. Por la mañana, cuando hayan completado el proceso, cuenten hacia adelante del 1 al 5 y digan: “YO ESTOY sintonizado/a, inspirado/a y lleno/a de vitalidad”. O: “YO ESTOY completamente despierto/a, alerta y energizado/a”. Por la noche se quedarán dormidos mientras cuentan hacia atrás y les aseguro que recibirán el máximo beneficio de sus viajes nocturnos en su cuerpo astral.

El poder detrás de las imágenes mentales positivas es el Poder Creativo que manifestó el Omniverso y todo lo que hay en él. Ustedes, como Cocreadores, todavía están creando a través del proceso de ser socios de los hijos e hijas del Creador Supremo. Sin embargo, a diferencia del Creador Supremo, también han creado, mediante imágenes mentales imperfectas o destructivas, pensamientos de miedo, culpa, fracaso, rechazo, sentimientos de ausencia de valoración que distorsionan lo que crean o permiten en su mundo. Como dice el refrán: “El universo se reordena a sí mismo para hacer realidad su imagen”. Lo que creen o piensan se plasma en su mundo/Creaciones.

Tal y como les condujimos de “Regreso al Centro” de su Centro de Poder Solar, que es su centro emocional, ahora deben practicar el “Regresar al Centro” de su centro mental o introducirse en su estado Alfa de maestría. Se trata de una combinación imbatible.

Si desean entrar en el manantial de conocimiento que se encuentra en el interior de su estructura cerebral y conectarse con sus profesores, ayudantes angélicos y maestros de Luz, tendrán que practicar, preferiblemente todos los días a la misma hora. Deben practicar el salir y entrar de un luminoso estado Alfa a un estado de conciencia Beta hasta que se condicionen a ustedes mismos (a vuestra mente y a vuestro cuerpo físico) a funcionar en el NIVEL A y comiencen a sentirlo con naturalidad. Pueden funcionar/vivir en ese estado EN TODAS LAS OCASIONES, ese es uno de los secretos de los maestros de Luz que viven/vivieron en armonía estando encarnados físicamente. Estarán más conscientes, más atentos, más sintonizados con lo que pase a su alrededor, entrando en el banco cósmico del conocimiento y de la sabiduría del que hasta ahora estaban disociados. La diferencia entre la existencia espiritual y la física es el nivel de FRECUENCIA. En este tiempo mantener un equilibrio entre ambos mundos es uno de sus mayores desafíos, así como una de sus mayores oportunidades. Queridos, les ofrecemos estas herramientas para ayudarles a pasar graciosamente a través de los impetuosos cambios que están experimentando. Si han estado siguiendo los mensajes que les traigo cada mes a través de esta mensajera y han practicado las técnicas que se les han dado, sabrán que funcionan, a veces de manera milagrosa. Ya no hay necesidad de que luchen más. Asuman su maestría y reúnanse con nosotros en los reinos de las frecuencias superiores de la Luz donde todas las cosas son posibles. Les honramos por su valentía y su tenacidad y les amamos más allá de toda medida. YO SOY el Arcángel Miguel.


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CUENTOS QUE CURAN - ESENCIA






Por Teresa Martín Gómez - Tu esencia está dentro de ti, tú eres un ser único y maravilloso, espero que leer el mensaje del hada te ayude a recordarla.



Querido árbol, tú eres querido y especial justo como eres, ¿no crees que si en este espacio el bosque quisiéramos otro árbol lo habríamos plantado? Este espacio es el espacio reservado para ti, para que seas exactamente como tú eres- y añadió- te voy a poner una tarea y, la primavera que viene volveré a comprobar si has sido capaz de crecer y dar fruto. Es muy sencillo: se trata de que des todo tu amor a cualquier ser vivo que se te acerque,

El hada de los bosques se dio cuenta de que uno de los árboles jóvenes, que debería crecer fuerte, no daba frutos, ni aroma, ni dejaba que las florecillas propias de su especie brotarán, muy preocupada fue a visitarlo y le preguntó qué ocurría, el árbol contestó:

- Querida hada, yo soy pequeño y estoy rodeado de árboles fuertes y frondosos, mira el pino que hay justo a mi lado, casi llega al cielo y tiene piñas que la gente viene a recoger en otoño, el castaño, cada día está más alto, el naranjo da una fruta deliciosa y yo, soy pequeño y quejumbroso, nunca seré capaz de nada.

El hada del bosque sonrió y le contestó paciente:

- Querido árbol, tú eres querido y especial justo como eres, ¿no crees que si en este espacio el bosque quisiéramos otro árbol lo habríamos plantado? Este espacio es el espacio reservado para ti, para que seas exactamente como tú eres- y añadió- te voy a poner una tarea y, la primavera que viene volveré a comprobar si has sido capaz de crecer y dar fruto. Es muy sencillo: se trata de que des todo tu amor a cualquier ser vivo que se te acerque, a tus compañeros árboles que te rodean, a los pajarillos que se posan en tus ramas, a las personas que caminan por el bosque; hagan lo que hagan los demás tú solo encárgate de dar amor.

Y así lo hizo, el pequeño arbolillo empezó a quererse más a él mismo, a sentirse orgulloso de lo firme que estaba con su pequeño tamaño, a atraer a pajarillos que se posaban en sus ramas, algunos incluso anidaron en ellas, incluso alguna niña se abrazó a su tronco interrumpiendo el paseo con sus padres. A través de sus ramas, empezó a relacionarse con el resto de los árboles del bosque y cada vez se sentía más seguro y querido.

Entonces llegó la primavera y el arbolito esperó paciente a que los renuevos empezaran a salir de sus brazos, vio unas primeras hojillas verdes desperezándose a través de unos pequeños brotes que asomaban tímidamente. El árbol había creado gran expectación en el bosque, era el único que tenía un problema semejante y como había dado tanto amor, todos los habitantes del mágico lugar esperaban con alegría la llegada de flores y frutos a sus ramas. Sin embargo, la primavera avanzaba y mientras otros compañeros estaban primero llenos de flores y luego de frutos deliciosos, él apenas consiguió que salieran un par de hojas de sus ramas.

El hada acudió de nuevo y observó la situación, había cumplido con su tarea, sin embargo y, pese a que encontró al arbolillo mucho mejor no terminaba de florecer.

- Está bien, te pondré una nueva tarea- le dijo con cariño- además de dar amor tienes que tener mucha fe, verte a ti mismo lleno de flores y de frutos y disfrutar de cada día en el bosque, valorar las pequeñas hojitas que te vayan saliendo y si sólo aparece una flor, disfrutar su perfume y cuidarla.

Y así lo hizo, a pesar del frío, el viento y la lluvia, pasó el duro invierno confiado en que con la llegada de la primavera todo cambiaría, por fin sentiría que su vida de árbol tendría sentido, nada se lo impediría esta vez. Siguió dando amor a los que le rodeaban y cada día se volvía más popular en el bosque, sus compañeros estaban dispuestos a ayudarle como fuera posible, alejaban sus raíces y dejaban que todo el agua llegara al enjuto arbolillo, los árboles de hoja perenne utilizaban sus hojas para cubrirle y evitar así que se helara y los de hoja caduca le enseñaban sus hojas diciéndole –las tuyas serán incluso más bonitas que éstas- nuestro arbolillo estaba lleno de fe, ya sentía la alegría que trae consigo el amor, se sentía contento de antemano viéndose a él mismo lleno de flores y de frutos.

Entonces llegó la primavera, los pajarillos volvieron y se convirtieron en periodistas de la noticia más codiciada en todo el bosque ¿daría fruto el arbolillo escueto y pálido que tanto amor daba y tanta fe tenía?

Habían pasado ya unos días desde la llegada de la primavera cuando el arbolillo observó una hoja en sus ramas, y de esa hoja salió una flor blanca con el centro en un rosa precioso y que desprendía un olor jamás percibido en el bosque antes. Los pajarillos extendieron la noticia y toda la arboleda se sintió alegre y feliz, por fin el arbolillo florecía, nuestro protagonista hizo como el hada le había pedido, valoró la hoja y la flor, apreció su perfume y la cuidó con mucho cariño. Cada mañana se levantaba contento y confiado, esperando que esa flor fuera la primera de muchas otras que salieran de sus ramas pero nada, el milagro no sucedía.

Llegó el verano, su flor se marchitó y nada nuevo había ocurrido en él. Cuando el hada fue a verle le encontró llorando desesperado, no quería hablar con nadie, ni quería que ningún pajarillo se posara en sus ramas, era huraño con sus compañeros y el hada no conseguía sacarle de su mutismo, hasta que al final lleno de ira exclamó.

- ¡Déjame en paz!, ¡vete!, ¡no quiero verte!, me has engañado, nunca seré nada más que una percha de ramas secas, no sirvo para nada ¿no lo ves? Nada de lo que me has dicho ha tenido resultado, eres una mentirosa, no debería haberte creído jamás.

El hada que era sabia y sabía que la rabia era la portavoz de la tristeza profunda no se había sentido ofendida, sin embargo, se paró a reflexionar un momento, “a lo mejor no es un árbol que florezca en primavera, puede que sea de verano o incluso que esa flor haya sido un espejismo y sea un árbol de invierno” y le preguntó al arbolillo.

- Pero vamos a ver ¿tú qué árbol eres?

El arbolillo furioso contestó- ¿Cómo qué qué árbol soy? ¿Acaso no lo sabes?- gritaba con toda su rabia- soy…, soy un…-no pudo continuar, pálido miró al hada mientras decía en un susurro- soy un…, soy un… ¡Ni siquiera sé quién soy!

El hada sonrió y con una mirada dulce de esas que solo tienen las hadas le dijo

- Pensé que eso lo tenías claro, esa información está dentro de cada uno de nosotros, nadie te puede decir quién eres, sólo tú, busca en tu interior, allí está la respuesta.

- Pero ¡Dímelo tú! ¡Dime quién soy hada malvada!-gritaba el arbolillo desesperado, sin embargo, el hada ya había desaparecido pero sus polvos mágicos, esos que desprenden las alas de las hadas seguían susurrando “busca en tu interior” “busca dentro de ti”

El árbol se quedó desesperado, ¿Dentro? ¿Dónde iba a buscar? Se había pasado toda su vida fijándose en sus compañeros, en el mundo del bosque, en todo lo que sucedía a su alrededor, incluso en sus ramas, pero ¿dentro? ¡Él no sabía mirar dentro!

Pasó mucho tiempo antes de que el árbol dejara de llorar, se sentía solo, desconsolado y se preguntaba una y otra vez por qué no podía ser como los demás, por qué no había sido mejor un pajarillo o incluso una persona. Para empeorar las cosas, los habitantes del mágico lugar, intentando ayudar, daban su opinión asegurando estar en lo cierto: “yo creo que es un cerezo” decían unos, “no, no es un alcornoque” replicaban otros “créeme arbolillo, eres un lilo” dijo un Enebro con fama de mágico. Así, unos días se sentía un haya, otros un tilo, otros un arbusto de té, y escuchando a sus compañeros se hizo todavía un lío muchísimo más grande del que ya tenía.

Un día de otoño, cuando los árboles de hoja caduca empezaban a mostrar sus desnudas ramas y se sentía más triste y más perdido que nunca, decidió que había llegado el momento, por última vez seguiría el consejo del hada.

Comenzó a mirar a su alrededor y a darse cuenta de que él no era el resto de sus compañeros, tampoco él era sus ramas, cierto era que las ramas formaban parte de él pero él no era eso, ni su corteza, ni siquiera su única flor, él estaba dentro del fino tronco pero tampoco era el tronco ¿qué era? Sentía curiosidad, se recorría a sí mismo por la mañana y por la noche y se decía, ¡Qué curioso! ¡Estoy aquí! Sabía que su esencia era bonita, así lo había empezado a sentir, ahora, era capaz de sentir sus raíces alimentándole, el viento acariciarle, la frescura de la lluvia y las cosquillas de las hierbas que crecían a su alrededor.

¡Mis raíces! Pensó un día al despertarse y empezó a preguntarles a ellas: ¿quién soy? Las decía, ellas le mantenían firme en el suelo cuando el viento azotaba o el temporal arreciaba pero tampoco él era sus raíces. Y así continuó durante todo el otoño y todo el invierno ¿quién soy se preguntaba? Todavía no conocía la respuesta pero al menos, había comenzado a sentirse, a fluir, a ver todos los procesos que se daban en su interior y en su exterior, a ser consciente.

El invierno estaba acabando y todavía no había descubierto de qué especie de árbol se trataba, aunque ahora, le importaba menos, estaba más y más conectado con su esencia, sabía que estaba allí, notaba la sabia, las ramas flexibles el tronco firme. Pero su esencia estaba escrita en todas y cada una de las partes que lo formaban.

Justo la noche en que terminaba el invierno nuestro arbolillo tuvo un sueño, se vio a sí mismo en medio de un campo enorme, había muchos árboles como él, de pronto, todos casi a la vez empezaron a dar flores, esas flores blancas y rosas, sintió el olor de sus antepasados, de sus padres, de esa gran familia que le intentaba comunicar algo, en el sueño veía como las flores caían y los árboles daban un fruto en forma de gran lágrima, era un fruto delicioso y apreciado, tenía unas propiedades increíbles y un sabor prodigioso. Se sintió feliz de ser exactamente quién era.

Cuando despertó le costó un rato recordar lo que había soñado pero de repente un gozo interior empezó a poseerle, una nueva sensación de alegría, antes desconocida le subyugó y gritó a los cuatros vientos

¡Soy un almendro! ¡Yuhuu! ¡Soy un almendro!

Los pajarillos se encargaron de difundir la noticia

- ¡Es un almendro!- decían-¡Es un almendro!

- Nunca he visto un almendro- dijo la encina- que suerte que haya uno entre nosotros.

El pequeño almendro estaba lleno de alegría, sabía quién era, su esencia de almendro maravilloso y único estaba en él, ya no le importaba si daba fruto o no, era un almendro y estaba orgulloso de serlo.

El hada entonces le visitó de nuevo

- He oído que eres un almendro- dijo

- Sí, sé que soy un almendro, no lo sé por mis flores ni por mis ramas, ni por mi corteza, sé que dentro de mí soy un almendro.

- Me alegro-dijo el hada acariciando sus ramas- es muy difícil dar naranjas, lilas, limones o granadas siendo un almendro, ahora que ya sabes lo que eres, puedes dar tu propio fruto.

Y así fue, esa misma primavera el almendrito se lleno de unas flores maravillosas que daban un olor tan bueno que todo el bosque se sentía dichoso y agradecido.

Nuestro amigo empezó a crecer y a convertirse en un árbol fuerte, oloroso, lleno de flores y de frutos.

El hada del bosque se sintió muy feliz con el resultado obtenido por el almendrillo y visitó entonces al hada de los hombres para contarle la historia.

- Entre tus hombres hay muchas personas buenas pero, ¿estas segura de que saben quiénes son?- preguntó

El hada de los hombres se quedó pensativa: quizás si los hombres supieran que ellos son todo amor, todo energía e infinitos no vivirían tan preocupados.

Por si el hada de los bosques tuviera razón, nuestro hada, el hada de los hombres vino ayer a mis sueños y me pidió que escribiera este cuento.

Me susurró que las personas, somos seres infinitos, maravillosos, mágicos y poderosos, pero para dar fruto primero tenemos que buscar dentro de nosotros y saber que no somos nuestro cuerpo ni nuestra mente, ni mucho menos nuestras circunstancias.

Tu esencia está dentro de ti, tú eres un ser único y maravilloso, espero que leer el mensaje del hada te ayude a recordarla.


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