ENCUENTRO CON UNA SANTA de DAN MILLMAN

 





Nos sentamos juntos, la montaña y yo, hasta que sólo está la montaña


Durante años, por razones de salud y placer, con frecuencia he ido de escalada a las montañas cercanas a mi casa – a través de los estrechos caminos repletos de cervatillos y hacia las vertientes forestales pobladas de robles, pinos y frutales – merodeando por donde el impulso me llevase entre de las montañas, dirección a la costa.


En una de aquellas ocasiones, hace algunos años, cuando mi familia había salido durante un largo fin de semana, me levanté antes del amanecer y partí sin plan alguno exceptuando escalar a mis anchas y explorar nuevos territorios. Las montañas, con no más de dos mil pies de altura, tenían suficientes subidas y bajadas para perder de vista la civilización, dando una sensación de misterio y soledad cuando me imaginaba a mí mismo a cien millas de cualquier parte.


Las sinuosas colinas eran un reflejo de los picos y los valles de mi propia vida interior. Por aquel entonces, me sentía perdido en un valle repleto de sombras de duda. Mi vida se había convertido en una mera rutina ordinaria. Por esta razón, aquella mañana me había llevado a las montañas un indescriptible deseo de emoción, de perspicacia, de cambio. Pronto iba a descubrir por mí mismo la verdad del dicho: "Ten cuidado con lo que deseas; te podría ser concedido."


Aquella mañana las nubes bajas de la costa se habían desplazado hacía las montañas, y después de haber escalado cierta distancia me encontré en un pliegue entre laderas, rodeado por una niebla tan espesa que no podía ver más allá de unos pocos metros. El aire se volvió frío y quieto, y de repente perdí todo tipo de orientación. Al escuchar un riachuelo atrás, por debajo de mí, lo procuré ir manteniendo detrás, confiando así poder escapar del territorio de aquel valle.


Pronto llegué a una llanura acompañada de viejos robles justo por encima de un vertiginoso barranco. Me había, por accidente, aproximado a aquella llanura desde el único ángulo posible – un camino estrecho entre unas paredes rocosas. Mientras escalaba una de aquellas rocas enormes, la niebla desapareció para mostrarme una pequeña cabaña justo delante de mí. Me aproximé y llamé suavemente a la puerta.


Para mi sorpresa, una voz potente y de inesperada calidez contestó, como si fuera un invitado largamente esperado: "Adelante viajero, pasa!" Así que, zafándome del castigado camino de la vida, abrí la puerta y encontré a la santa, sentada tranquilamente, sonriéndome. Sin motivo alguno los pelos de los brazos se me erizaron.


Ella estaba sentada con una gracia felina, erecta pero relajada, balanceada sobre un cojín de hojas sobre el suelo. Estaba revestida con una túnica verde. Quizás se cree que está en Sherwood Forest, pensé.


Sus ojos cautivaron mi atención – ojos almendrados, de color avellana, que iluminados por los rayos del sol brillaban a través de una pequeña grieta en la pared – ojos puestos como joyas en una cara de brillante piel color oliva, coronada por un corto cabello marrón que no dejaba ningún claro signo de su edad, raza o cultura. Ella parecía estar envuelta por un brillante campo de energía, el cual yo supuse ser un mero reflejo de luz.


Comencé a sentirme extrañamente perdido, desorientado. De alguna forma perdí mi noción espacio-tiempo: ¿Estaba en una selva primitiva, una vertiente en la Inglaterra de Shakespeare, las tierras altas escocesas, o una montaña por encima de los Inmortales Chinos?


"Hacía mucho tiempo que no tenía una visita," dijo. "Estoy contenta de que hayas venido pues tengo mucho que compartir. Y necesito tu ayuda en una misión de suma importancia.".  ¿Estaría perdida? ¿Necesitaría un guía? Confundido pero intrigado simplemente dije, "De acuerdo, esto parece interesante." "Eso mismo creo yo," contestó. "Pero primero necesitarás un poco de entrenamiento – para prepararte." "¿Prepararme? Um, si va a llevarme más de un par de horas, no estoy seguro de tener tiempo."


"Tienes menos y más tiempo de lo que te imaginas," dijo – una respuesta extraña. Juzgando por su comportamiento extraño pero inocente, decidí seguirle el juego para ver dónde conducía todo esto. Me hizo un gesto para que me sentara. "Ponte cómodo, viajero; sé por qué has venido y sé que has viajado lejos."


Estaba a punto de decirle que estábamos a una hora de mi casa; entonces sentí que no se refería a mi paseo matutino sino al tortuoso camino de mi vida.


De repente mi mente se vio abordada por una serie de innumerables imágenes e impresiones de muchos tiempos y culturas diferentes. Tenía la extraña sensación que de alguna manera estaban conectadas a ella. Entonces las dudas comenzaron a invadir mi mente: Seguro, pensé, que esta es una mujer solitaria y estoy buscando aquí una aventura donde no la hay. "¿Quién eres?" pregunté


"Un reflejo en un estanque tranquilo," dijo. "Un reflejo de la luna en una noche oscura, tan joven como el rocío de la mañana y tan vieja como la tierra. Todas las cosas están en mí, y yo estoy en todas las cosas. Más allá de aquí, viajero, no te lo puedo decir, ya que mi vida es tan misteriosa como la tuya. La única diferencia entre nosotros es que yo vivo en los brazos del Espíritu Santo, al cual tú te estás despertando."


Sin palabras al principio, finalmente pregunté, "¿Cómo te debería de llamar? ¿Tienes un nombre?" "¿Un nombre?" Parecía sorprendida. "He tenido tantos nombres que casi ni me acuerdo." "Bueno, ¿Cómo te llamas a ti misma?" "¡Rara vez me he llamado a mí misma!," respondió con una sonrisa. Y ahí quedó todo. "Bueno, ¿y de dónde vienes?"


"Me he aventurado entre el pasado y el futuro. Vivo en la eternidad del presente. Nos hemos encontrado el uno al otro una y otra vez. Yo he trabajado contigo en una vieja gasolinera y he caminado junto a ti través de la selva Hawaiana. He vivido en grandes ciudades. Me he sentado en altas cortes bajo arqueadas cúpulas lineadas de plata y oro. He conocido las comodidades de un hogar y la soledad de un monasterio en las montañas. He trabajado en sucios campos, he conocido el riesgo, la fortuna de las grandes compañías, y he sentido el frío latigazo de la pobreza. He caminado por debajo de constelaciones de estrellas como joyas, a través de sombras formadas por el reflejo de la luna. He recorrido los mares, he ganado y perdido fortunas, he conocido la salud y la enfermedad, el placer y el dolor. Y he encontrado tesoros que deslumbrarían tus ojos – piezas de seda luminosas, esmeraldas grandes como puños, y brillantes joyas de todos los colores – pero yo compartiría contigo el mayor tesoro de todos, un regalo que crece cuanto más se da y nunca pierde su lustro."


Mientras continuaba, su voz se fue convirtiendo en la voz de todos los habitantes del Planeta, cambiando como el viento, soplando a través de sucios pasillos de historia y a través de lugares de luz radiante. "La Magia está viva en el mundo, viajero. Yo voy a transmitirte los secretos de la alquimia." "¿Cómo convertir el plomo en oro?"


Sonrió. "Jugar con minerales es un simple juego de químicos. La alquimia de la que yo te hablo puede transmutar los elementos básicos de tu vida – los temores, la confusión, las preocupaciones, y las dificultades que encuentres – en el oro de la libertad y la claridad, el tesoro de la serenidad y la felicidad. Las leyes de la Espiritualidad, la Inteligencia Espiritual, eso compartiría." "¿Te refieres a la Espiritualidad – crees en Dios? ¿Tienes una religión?" pregunté.


Ella sonrió. "No es necesario que creas en el sol para deleitarte al calor de su luz matinal. Simplemente es obvio. Así es como yo conozco a Dios. Y referente a mi religión," prosiguió, mirando en la distancia como si estuviera recordando tiempos pasados, "me he sentado en los resplandecientes templos de los Israelitas y debajo de las gloriosas cúspides de las mezquitas del Islam; me he postrado en preciosas Catedrales y me he bañado en la luz del Cristianismo; me he sentado en los dulces vestíbulos y orado, he vivido como una shaman en las grandes llanuras Africanas, he meditado en los templos Budistas, y he inhalado el dulce aroma de incienso en los bancos del Ganges. Y en todos los lugares, en todas las religiones he encontrado el mismo Espíritu Santo – una Divina Voluntad que transciende el tiempo, las creencias, y la cultura – revelando las Leyes universales que forman parte del tesoro de Dios." "¿Me podrías decir algo más sobre estas leyes?" pregunté.


"Eso me propongo," contestó. "Dentro del misterio de la vida, el Universo se rige acorde a unas Leyes tan reales como la ley de la gravedad. Conectadas a la fábrica de la existencia, reflejando la inteligencia primitiva del Universo, la Inteligencia Espiritual, estas Leyes Espirituales dirigen la mecánica del Universo – los movimientos de las flores orientándose hacia el sol y las olas rompiendo en la costa. Ellas gobiernan el movimiento de la tierra, los ciclos, las estaciones, y las fuerzas de la naturaleza. Bajo su canción, incluso las Galaxias danzan."


Con un poco de polvera y un extraño sonido, una pequeña pila de ramas y hojas en un círculo de piedras prendió fuego, como si las llamas se hubieran encendido por sí mismas. "Merlín me enseñó esto," dijo, con ojos brillantes. Incluso en mi estado actual de fascinación, una parte escéptica de mí pensó, bueno, quizás sea Merlín, ¡o quizás un fluido muy inflamable! Entonces, mientras veíamos una fina capa de humo elevarse entre las paredes y atravesar el techo, ella continuó hablando:


"La Inteligencia Espiritual rige el orden innato e inteligente del universo. Trasciende conceptos, costumbres y creencias. Forma la base de la moralidad humana. Constante como el movimiento de los planetas, la Inteligencia Espiritual es aplicable no sólo a la mecánica de la Naturaleza, sino a todos los aspectos de la existencia. Te puede guiar a través de las profundidades y los problemas de tu vida de la misma manera que las estrellas y las brújulas guiaban a los antiguos marineros en sus cruzadas.


"Algunas de sus Leyes," añadió, "tienen especial relevancia en asuntos prácticos de la vida humana. Los libros y las enseñanzas religiosas tratan estas grandes verdades – principios simples y poderosos para encontrar nuestra paz interior en un mundo difícil. Aquellos que siguen las Leyes prosperan y encuentran plenitud; aquellos que las ignoran o las resisten se enfrentan a las consecuencias, que les instruirán en el camino hacia su despertar, para así un día poder encontrar paz a la luz del entendimiento supremo." "¿Dónde aprendiste estas leyes?" pregunté.


"Residen dentro de cada uno de nosotros como una gran recámara de sabiduría intuitiva. Y también son reveladas en todos los lugares del mundo natural." Entonces, levantándose rápida y grácilmente, caminó hacia la puerta y me invitó a seguirla. "Ven viajero; deja que las montañas sean tu aula de clase."


Me propuse aprender cualesquiera que fuesen las Leyes de lo que llamaba Inteligencia Espiritual – esos "tesoros" a los que se refería – para poder compartirlos con mis hijos, y quizás con otras personas que estuviesen interesadas. Pero aún no me había comenzado a percatar de su completo impacto, poder, y magia. A pesar de eso, supe que algo inusual se aproximaba cuando salí de la cabaña y me encontré a cuatro pasos de un plácido lago que no había visto antes.







INTELIGENCIA ESPIRITUAL de DAN MILLMAN








EL VIAJE INTERIOR CAPÍTULO 1 El Cuerpo: El Primer Paso de, OSHO

 

EL LIBRO DE HARA 




EL VIAJE INTERIOR

CAPÍTULO 1


El Cuerpo: El Primer Paso

Amados míos:

En este primer encuentro del campus de meditación me gustaría hablar sobre el primer paso para un meditador, un buscador. ¿Cuál es el primer paso? Un pensador o un amante sigue un camino determinado, pero un buscador tiene que realizar un viaje completamente distinto. Para un buscador, 

¿Cuál es e primer paso del camino?

Para un buscador, el primer paso es el cuerpo, pero nunca se le presta atención ni se toma en consideración. Se ha descuidado el cuerpo no sólo en algunas ocasiones, sino desde hace miles de años. Este descuido es de dos tipos. En primer lugar, están las personas indulgentes que descuidan el cuerpo. No tienen otra experiencia de la vida más que comer, beber y vestirse. Descuidan el cuerpo, hacen mal uso de él, lo desperdician tontamente, estropean su instrumento, su veena.*. * Instrumento clásico hindú con forma de arpa. Si un instrumento musical por -ejemplo, una veena- se estropea, no puede producir música. La música es algo totalmente diferente a la veena; una cosa es la música y otra cosa es la veena, pero sin la veena no se puede hacer música.

Quienes hacen mal uso de su cuerpo porque son indulgentes pertenecen a uno de los tipos, y al otro tipo pertenecen aquellos que han descuidado su cuerpo a través del yoga y la renunciación. Han torturado su cuerpo, lo han reprimido y han sido hostiles con él. Ninguno ha comprendido la importancia del cuerpo, ni las personas que han descuidado su cuerpo ni los ascetas que lo han torturado. Por tanto, hay dos formas de descuidar y torturar la veena del cuerpo: una es la indulgencia y otra es el ascetismo. Los dos maltratan el cuerpo.

En Occidente se ha maltratado el cuerpo de una forma y en Oriente de otra, pero participamos de igual modo a la hora de maltratarlo. Las personas que van a los burdeles o a los pubs maltratan el cuerpo de una forma, y las personas que están desnudas bajo el sol se aventuran en los bosques lo maltratan de otra.

La música de la vida sólo puede surgir a través de la veena del cuerpo. La música de la vida es algo absolutamente distinto al cuerpo -completamente distinto, es otra cosa-, pero sólo se puede conseguir a través de la veena del cuerpo. Todavía no se le ha dado a este hecho la atención que merece.

El primer paso es el cuerpo y la atención adecuada hacia el cuerpo por parte del meditador. En este primer encuentro quiero hablaros sobre este tema.

Hay que entender algunas cosas.

Lo primero: el alma se conecta con el cuerpo en unos centros determinados; nuestra energía vital procede de esas conexiones. El alma está íntimamente relacionada con esos centros; la energía vital fluye hacia el cuerpo desde esos centros.

El buscador que no es consciente de esos centros nunca será capaz de percibir el alma. Si os pregunto cuál es el centro más importante, cuál es el sitio más importante de vuestro cuerpo, probablemente señalaréis la cabeza.

La educación del hombre está muy equivocada, y ha hecho que la cabeza sea la parte más importante del cuerpo humano. La cabeza o el cerebro no es el centro más importante de energía vital del hombre. Es como preguntarle a una planta cuál es su parte más importante y vital. Como las flores están en el extremo más visible de la planta, la planta y todo el mundo dirán que la parte más importante son las flores. Aunque las flores aparenten ser lo más importante, no lo son; lo más importante son las raíces, aunque no sean visibles.

En la planta del hombre, la mente es la flor y no la raíz. Las raíces van primero, las flores son lo último. Si ignoramos las raíces, las flores se marchitarán porque no tienen vida propia. Si cuidamos las raíces, automáticamente estaremos cuidando las flores; no necesitas hacer ningún esfuerzo especial para cuidarlas. Cuando observas una planta parece que las flores son la parte más importante; del mismo modo, parece que la mente es la parte más importante del hombre. Pero la mente es lo último que se desarrolla en el cuerpo del hombre, no la raíz.

Mao Zedong escribió las memorias de su infancia:

-Cuando era pequeño -decía-, había un bello jardín cerca de la cabaña de mi madre. El jardín era tan bonito, tenía unas flores tan bellas, que la gente solía venir desde lugares muy lejanos para verlas. Después, mi madre envejeció y enfermó. No le preocupaba ni su enfermedad ni su edad. Su única preocupación era qué le sucedería a su jardín.

Mao era joven. Le dijo a su madre: -No te preocupes, yo cuidaré tu jardín. Y Mao cuidó el jardín, trabajando de la mañana a la noche.

Al cabo de un mes su madre mejoró, y en cuanto pudo andar un poco se acercó al jardín. i Al ver el estado del jardín se disgustó! ¡El jardín estaba destrozado! Todas las plantas se habían secado. Todas las flores se habían marchitado y se habían caído. Se enfadó mucho y le dijo a Mao:

-¡Idiota! Estabas todo el día en el jardín. ¿Qué has hecho? Todas las flores se han estropeado. El jardín se ha marchitado. Las plantas están a punto de morirse. ¿Qué has estado haciendo?

Mao empezó a llorar. Él mismo estaba afligido. Había trabajado mucho todos los días, pero por alguna razón el jardín se había ido secando. Empezó a llorar y le dijo: -Lo he cuidado mucho. Le daba un beso y le daba cariño a cada flor. Limpiaba el polvo de cada hoja, pero no sé qué ha pasado. Yo también estaba preocupado, pero las flores se iban marchitando, las hojas se iban secando y el jardín se ha ido muriendo.

Su madre se empezó a reír y le dijo:

-¡Eres idiota! ¡ Todavía no sabes que la vida de las flores no está en las flores y que la vida de las hojas no está en las hojas!

La vida de una planta se halla en un sitio que no es obvio para nadie: está en las raíces escondidas bajo la tierra. Si no cuidamos las raíces es imposible cuidar las flores y las hojas. Por mucho que las beses, por mucho que las quieras, por mucho que les quites el polvo, la planta se marchitará. Pero si no nos preocupamos por las flores en absoluto y cuidamos las raíces, las flores se cuidarán a sí mismas. Las flores salen de las raíces, y no al revés.

Si le preguntamos a cualquier persona cuál es la parte más importante del cuerpo humano, inconscientemente su mano señalará la cabeza y dirá que la cabeza es la parte más importante. Si es una mujer, entonces quizá señale el corazón y diga que el corazón es la parte más importante.

Ni la cabeza ni el corazón son las partes más importantes. Los hombres han hecho énfasis en la cabeza y las mujeres han hecho énfasis en el corazón, y la sociedad que está basada en esta combinación se va aniquilando día a día, porque ninguna de estas partes es la más importante del cuerpo humano; ambas son desarrollos reciente. Las raíces del hombre no están ahí.

¿Qué quiero decir con las raíces del hombre? Del mismo modo que las plantas tienen raíces en la tierra de donde extraen su energía vital, los fluidos vitales, y viven a través de ellas, de un modo similar, en algún lugar del cuerpo humano hay raíces que extraen la energía vital del alma. Gracias a esto, el cuerpo se mantiene vivo. El día que esas raíces se debiliten, el cuerpo empezará a morirse.

Las raíces de las plantas están en la tierra, las raíces del cuerpo humano están en el alma. Pero el hombre no está conectado con su energía vital ni a través de la cabeza ni a través del corazón; si no sabemos nada de estas raíces, nunca podremos formar parte del mundo de la meditación.

Entonces, ¿Dónde están las raíces del hombre? Quizá no seas consciente de este lugar. Si desde hace miles de años ni siquiera se le presta atención a las cosas sencillas y corrientes, éstas se olvidan. Un niño nace en el vientre de una madre y crece ahí. ¿A través de qué parte se conecta el niño con su madre? ¿A través de la cabeza o del corazón? No, se conecta a través del ombligo. El niño puede disponer de la energía vital de la madre a través del ombligo; el corazón y el cerebro se desarrollan más tarde. El niño está conectado con el cuerpo de su madre a través del ombligo. Desde ese punto se extienden las raíces hacia el cuerpo de su madre e igualmente en la dirección contraria, hacia su propio cuerpo.

El punto más importante del cuerpo humano es el ombligo; después se desarrolla el corazón y después la mente. Son ramas que se desarrollan más tarde. Sobre estas ramas brotan las flores. Las flores de la sabiduría florecen en la mente, las flores del amor florecen en el corazón. Estas flores son las que nos fascinan, por eso creemos que son todo lo que hay. Pero las raíces del cuerpo humano y su energía vital se encuentran en el ombligo. Ahí no brota ninguna flor. Las raíces son absolutamente invisibles ni siquiera se pueden ver. Pero la degeneración que ha tenido lugar en la vida del ser humano en los últimos cinco mil años se debe a que hemos puesto el énfasis o bien en la mente o bien en el corazón. Incluso en el corazón hemos puesto muy poco énfasis; el mayor énfasis se ha puesto en la mente.

Desde la más tierna infancia la educación es una educación de la mente, en ninguna parte del mundo hay una educación del ombligo. Toda la educación es mental; por eso la mente, se va desarrollando cada vez más, mientras que nuestras raíces se van quedando cada vez más pequeñas. Cuidamos la mente porque las flores brotan ahí, de modo que va creciendo la mente mientras nuestras raíces van desapareciendo. La energía vital se va debilitando y nuestro contacto con el alma se debilita.

Poco a poco, hemos llegado hasta el punto en el que el hombre se pregunta: «¿Dónde está el alma? ¿Quién ha dicho que existe el alma? ¿Quién ha dicho que existe Dios? No hemos encontrado nada». No encontraremos nada. No podrás encontrar nada. Si alguien busca por todo el cuerpo del árbol y pregunta:

«¿Dónde están las raíces? No las encuentro», tendrá razón en lo que dice. En el árbol no podrás encontrar las raíces, y no tenemos acceso al lugar donde se encuentran las raíces; no tenemos consciencia de ese lugar. Desde la más tierna infancia, sólo se educa y se forma la mente; de modo que nuestra atención se entrampa y acaba enfocándose en la mente. Después, el resto de nuestras vidas se desarrolla alrededor de la mente. Nuestra percepción nunca llega más abajo. El viaje del meditador es hacia abajo, hacia las raíces. Hay que descender de la cabeza al corazón y del corazón hasta el ombligo. Sólo podemos entrar en el alma a través del ombligo; nunca lo conseguiremos si no llegamos ahí. Normalmente, nuestra vida se desplaza desde el ombligo hacia la cabeza. Pero para el meditador es exactamente lo contrario: tiene que descender desde la cabeza hasta el ombligo.

En estos tres días os estaré hablando y enseñando, paso a paso, cómo descender de la cabeza al corazón, y del corazón al ombligo; y después, cómo entrar en el alma desde el ombligo. Ahora es necesario decir algunas cosas sobre el cuerpo.

Lo primero que hay que entender es que el centro de la energía vital del hombre se halla en el ombligo. Sólo desde ahí adquiere vida el niño; sólo desde ahí empiezan a extenderse las ramas y sub-ramas de su vida; sólo desde ahí obtiene la energía; sólo desde ahí obtiene la vitalidad. Pero nunca prestamos atención a ese centro de energía, a ese centro de vitalidad, ni siquiera un minuto. Nuestra atención no se dirige al sistema a través del cual llegamos a conocer ese centro de energía, ese centro de vitalidad. En cambio, nuestra atención y nuestra educación se dirigen al sistema que nos ayuda a olvidado. Este es el motivo de que nuestra educación sea errónea. Nuestra educación está llevando al hombre, poco a poco, hacia la locura. La mente por sí sola llevará al hombre hacia la locura.

¿Sabías que cuanto más culto es un país, mayor es el número de locos? Actualmente, Estados Unidos tiene el mayor número de locos. i Se pueden sentir orgullosos! Esta es la prueba de que Estados Unidos es el país más culto y más civilizado. Los psicólogos norteamericanos dicen que si este sistema continúa cien años más, será difícil encontrar a una persona cuerda en Estados Unidos. En estos momentos, la mente de tres de cada cuatro personas está en una condición dudosa. Solamente en Estados Unidos, diariamente hay tres millones de personas que consultan a un psicoanalista. Poco a poco, en Estados Unidos va disminuyendo el número de médicos y aumentando el número de psicoanalistas. Los médicos también dicen que el ochenta por ciento de las enfermedades son producto de la mente y no del cuerpo. Y a medida que aumenta esta interpretación aumenta el porcentaje. Antes solían decir que el cuarenta por ciento, después decían el cincuenta por ciento y ahora dicen que el ochenta por ciento de las enfermedades son mentales y no físicas. Y te puedo asegurar que dentro de veinte o veinticinco años dirán que el noventa y nueve por ciento de las enfermedades son producto de la mente y no del cuerpo. Tendrán que hacerlo porque nuestra educación se centra en la mente. La mente se ha vuelto loca.

No tienes idea de lo delicada, lo frágil y lo sutil que es la mente. La mente del hombre es la máquina más delicada que hay en el mundo. i Se está imponiendo tanta tensión a esta máquina que es un milagro que no se estropee del todo y se vuelva loca! La mente carga con todo el peso de la vida, y no tenemos ni idea de lo delicada que es la mente. Apenas intuimos lo finos y sensibles que son los nervios de la cabeza que tienen que transportar toda la carga, toda la ansiedad, todo el sufrimiento, toda la sabiduría, toda la educación..., todo el peso de la vida.

Quizá no sepas que en esta pequeña cabeza hay cerca de setenta millones de nervios. Simplemente por el número te puedes hacer una idea de lo pequeños que son. No hay ninguna máquina ni ninguna planta tan delicada como ésta. El hecho de que haya setenta millones de nervios en esta pequeña cabeza muestra lo delicada que es. Hay tantos nervios en la cabeza de un hombre que si se colocaran uno a continuación del otro darían la vuelta completa al mundo.

En esta pequeña cabeza hay un mecanismo muy sutil, muy delicado. En los últimos cinco mil años toda la tensión de la vida se cargaba sólo sobre este delicado cerebro. El resultado era de esperar. El resultado es que los nervios han empezado a colapsarse, han empezado a desvariar, a volverse locos.

La carga de los pensamientos no puede llevar al hombre a otro lugar más que la locura. Toda nuestra energía vital ha empezado a girar en torno a la mente.

El meditador tiene que profundizar en su energía vital, tiene que llevarla hacia abajo, hacia el centro, tiene que hacerla regresar. ¿Cómo puede hacerla regresar? Para entender esto tenemos que entender algo sobre el cuerpo: este es el primer paso.

No vemos el cuerpo como un vehículo para el viaje espiritual, como un templo de lo divino o como un instrumento para descubrir el centro de la vida. Vemos el cuerpo o bien desde el punto de vista de la indulgencia, o del de la renunciación, pero las dos perspectivas están equivocadas. El camino hacia cualquier cosa importante en la vida y hacia cualquier cosa que valga la pena alcanzar está en el cuerpo y va a través del cuerpo. El cuerpo debería ser aceptado como si fuese un templo, como un camino espiritual, y mientras nuestra actitud no sea ésta, seremos indulgentes o estaremos renunciando. En ambos casos nuestra actitud hacia el cuerpo no es buena ni es equilibrada.

Un joven príncipe fue iniciado por Buda. Había conocido en su vida todo tipo de placeres, había vivido únicamente para el placer. Entonces, se convirtió en un bhikshu, en un monje. Los demás bhikshus estaban muy sorprendidos. Dijeron: i Esta persona se va a convertir en un bhikshu! Nunca ha salido de su palacio, nunca ha salido sin su carroza. Los caminos por los que caminaba solían estar cubiertos de alfombras rojas. i Ahora quiere convertirse en un mendigo! i Qué locura piensa cometer!

Buda decía que la mente del hombre se mueve entre dos extremos, va de un extremo al otro. La mente del hombre nunca se queda en el medio. Del mismo modo que el péndulo de un reloj va de un extremo al otro pero nunca se queda en el medio, la mente del hombre va de un extremo al otro. Hasta ahora ese hombre había vivido en un extremo: la indulgencia de su cuerpo; ahora quería vivir en el otro extremo: la renunciación de su cuerpo

Y esto es lo que sucedió. Mientras que todos los bhikshus iban por la carretera, el príncipe, que nunca había caminado más que sobre las alfombras más valiosas, ahora andaba por caminos llenos de espinas.

Mientras todos los bhikshus se sentaban a la sombra de un árbol, él se sentaba bajo el sol. Mientras todos los biukshus comían una vez al día, él ayunaba un día y comía al día siguiente. Al cabo de seis meses se había quedado esquelético, su hermoso cuerpo estaba negro y sus pies llenos de heridas.

A los seis meses Buda fue a verle y le dijo:

-Shrona -ese era su nombre-, quiero pedirte una cosa. He oído decir que cuando eras un príncipe tocabas muy bien la veena. ¿Es cierto?

El bhikshu dijo: Sí. La gente solía decir que nadie tocaba la veena tan bien como yo.

Buda dijo:

-Entonces quiero hacerte una pregunta quizá tú la puedas contestar. Mi pregunta es: «Si las cuerdas de la veena están demasiado flojas, ¿puede sonar la música?”.

Shrona empezó a reírse y dijo: -¿Qué clase de pregunta estás haciendo? Hasta un niño sabe que si las cuerdas de la veena están flojas la música no sonará, porque no se puede tocar música con unas cuerdas que están flojas, no se pueden puntear, por tanto, si las cuerdas están muy flojas, la música no sonará.

Entonces Buda dijo:

-¿Y si las cuerdas están demasiado tensadas?

Shrona respondió: -Tampoco puede sonar la música con unas cuerdas demasiado tensadas, porque se pueden romper en el momento que las tocas.

Buda preguntó:

-¿Cuándo suena la música?

Shrona dijo: -La música suena cuando las cuerdas están en una disposición que no podemos decir que sea demasiado floja ni demasiado tirante. Hay un punto intermedio, un punto medio: la música sólo suena ahí. Y un músico experto comprueba las cuerdas antes de empezar a tocar para ver que no estén demasiado flojas ni demasiado tensadas.

Buda dijo:

-i Suficiente! Me has contestado. Yo he venido a decirte lo mismo. Del mismo modo que tú eras un experto tocando la veena, yo también me he convertido en un maestro tocando la veena de la vida. Y la ley que se aplica a la veena también se aplica a la veena de la vida. Si las cuerdas de la vida están demasiado flojas no suena la música, y si las cuerdas de la vida están demasiado tensadas tampoco suena la música.

Quien quiera tocar la música de la vida primero tiene que comprobar que las cuerdas no estén demasiado flojas ni demasiado tensadas.

¿Dónde está la veena de la vida?

Aparte del cuerpo humano no hay ninguna otra veena de la vida. En el cuerpo humano hay cuerdas que no deberían estar ni muy flojas ni muy tensadas. Sólo cuando existe ese equilibrio puede empezar el hombre a hacer música. Conocer esa música es conocer el alma. Cuando un hombre llega a conocer la música interna que hay en su interior llega a conocer el alma; y cuando llega a conocer la música que hay escondida en la totalidad llega a conocer lo divino.

¿Dónde están las cuerdas de la veena en el cuerpo humano? En primer lugar, en la mente hay muchas cuerdas que están demasiado tensadas. Están tan tensadas que no puede sonar la música. Si alguien las toca sólo surge locura y nada más. Todos estáis viviendo con las cuerdas de la mente demasiado tensadas. Las mantenéis tensadas veinticuatro horas al día, de la mañana a la noche. Si alguien cree que se relajan por la noche se equivoca. Vuestra mente está estresada y tensada incluso durante la noche.

Antes no sabíamos lo que pasaba por la mente del hombre durante la noche, pero ahora se han inventado las máquinas. Mientras duermes, la máquina va informando de lo que sucede dentro del cerebro. Actualmente, en Estados Unidos y en Rusia hay alrededor de cien laboratorios analizando lo que hace el hombre durante el sueño. Aproximadamente cuarenta mil personas han sido analizadas mientras duermen por la noche. Los resultados han sido sorprendentes. Muestran que el hombre hace lo mismo por la noche que hace durante el día. Haga lo que haga durante el día..., si durante el día regenta un negocio, durante la noche también regentará un negocio. Si la mente se preocupa durante el día, durante la noche seguirá preocupándose. Si la mente está enfadada durante el día, por la noche seguirá enfadada. La noche es el reflejo del día; es el eco. Lo que pasa por la mente durante el día resuena como un eco por la noche. Si estabas enfadado con alguien y no has expresado tu enfado totalmente, si el enfado no está completo o está atascado, entonces la mente lo libera por la noche. Al concluir la expresión del enfado la veena intenta alcanzar el estado correcto. Si alguien ayuna durante el día, comerá por la noche durante el sueño. Todo lo que ha quedado sin concluir durante el día se intentará concluir por la noche. Cualquier cosa que haga la mente durante el día es lo que hará por la noche. La mente está tensa durante las veinticuatro horas; no descansa. Las cuerdas de la mente nunca se relajan. Las cuerdas de la mente están muy tensas; esta es una de las cosas.

Y en segundo lugar, las cuerdas del corazón están muy flojas. Las cuerdas de tu corazón no están tensadas en absoluto. ¿Sabes lo que es el amor? Sabes lo que es el enfado, sabes lo que es la envidia, sabes lo que son los celos, sabes lo que es el odio. ¿Sabes lo que es el amor? Quizá digas que sí, a veces amas. Quizá digas que odias y también amas. ¿Pero sabes...? ¿Es posible que haya un corazón que odie y también ame? i Es como decir que una persona a veces está viva y a veces está muerta! No puedes creerlo porque un hombre puede estar vivo o muerto, pero no pueden suceder las dos cosas simultáneamente. No es posible que un hombre a veces esté vivo y a veces muerto; es imposible. O bien el corazón conoce el odio o bien conoce el amor. Pero no puede haber un arreglo entre los dos. El odio es imposible en un corazón que tiene amor.

Había una mujer faquir que se llamaba Rabiya. Había tachado una frase en el libro sagrado que solía leer. i Nadie tacha frases en un libro sagrado! ¿Se puede mejorar algo en un libro sagrado?

Llegó otro faquir que se quedó en casa de Rabiya. Al leer el libro le dijo: -Rabiya, alguien ha destrozado tu libro sagrado! Ahora ya no es sagrado, alguien ha tachado una frase! ¿Quién ha sido?

Rabiya dijo: -He sido yo.

El faquir estaba muy disgustado y dijo: -¿Por qué has tachado esa frase?

La frase decía: odia al diablo.

Rabiya dijo: - Tengo un problema: desde el día que nació en mí el amor hacia Dios también ha desaparecido el odio dentro de mí; aunque quiera, no puedo odiar. Incluso si el diablo se presenta ante mí, sólo seré capaz de amarle. No tengo elección, porque para odiar es necesario que haya odio dentro de mí; para odiar tengo que tener odio en mi corazón. Si no, ¿de dónde lo voy a sacar y cómo lo voy a hacer?

El amor y el odio no pueden coexistir en el mismo corazón, las dos cosas son tan opuestas como la vida y la muerte: no pueden existir a la vez en el mismo corazón.

Entonces, ¿a qué llamas amor? Cuando hay menos odio lo llamas amor; cuando hay más odio lo llamas odio. Son proporciones mayores o menores del mismo odio. No hay amor en absoluto. Esta confusión se debe a la gradación. Por culpa de la gradación crees que el frío y el calor son dos cosas diferentes. No son dos cosas diferentes: el frío y el calor son gradaciones del mismo fenómeno. Si disminuye la proporción de calor, entonces empiezas a sentir frío; si la proporción de calor aumenta, entonces empiezas a sentir calor. El frío es otra forma de calor. Parecen opuestos, diferentes, lo contrario del otro, pero no lo son. Son formas condensadas y no condensadas del mismo fenómeno.

Del mismo modo conoces el odio: la forma menos condensada del odio es lo que llamas amor, y la forma más condensada de odio es lo que llamas odio; pero el amor no es, de ninguna manera, una forma de odio. El amor es algo completamente distinto al odio, el amor no tiene ninguna relación con el odio.

Las cuerdas de tu corazón están totalmente flojas. La música del amor no suena con unas cuerdas tan flojas, como tampoco suena la música de la dicha. ¿Has sentido alguna vez en tu vida lo que es la dicha?¿Podrías decir que un determinado momento fue un momento dichoso y que reconociste y experimentaste la dicha? Es difícil decir con autenticidad que hayas conocido la dicha.

¿Alguna vez has conocido el amor? ¿Alguna vez has conocido la paz? También es difícil decir algo acerca de esto.

¿Qué es lo que conoces? Conoces la inquietud. Sí, en ocasiones esa inquietud es de menor grado y eso es lo que llamas paz. En realidad, estás tan inquieto que cuando esta inquietud es un poco menor da la impresión de ser paz. Un hombre está enfermo: cuando la enfermedad remite un poco, dice que está sano. Si la enfermedad que le rodea disminuye un poco, cree que está sano. ¿Pero, cuál es la relación entre la salud y la enfermedad? La salud es algo absolutamente distinto.

La salud es algo completamente distinto. Muy pocos sabemos lo que es la salud. Sabemos lo que es más enfermedad o menos enfermedad, pero no sabemos lo que es la salud. Sabemos lo que es más inquietud o menos inquietud, pero no sabemos lo que es la paz. Sabemos lo que es más odio o menos odio. Sabemos lo que es más enfado o menos enfado... Probablemente pienses que el enfado sólo surge algunas veces. Esta idea es falsa, ¡estás enfadado veinticuatro horas al día! A veces más, a veces menos, pero estás enfadado las veinticuatro horas del día. Basta con que le des una pequeña oportunidad, y el enfado hará aparición. Está buscando tener una oportunidad. El enfado ya está listo en tu interior; sólo necesita una oportunidad externa para que tengas una excusa para estar enfadado. Si te enfadas sin ninguna excusa la gente pensará que estás loco. Pero si no te dan una oportunidad, empezarás a enfadarte incluso sin ninguna excusa. Quizá no sepas lo que sucede.

Por ejemplo, puedes encerrar a una persona en una habitación dándole todas las facilidades y pidiéndole que anote cualquier cambio que perciba en su mente. Cuando anota esos cambios, se dará cuenta de que a veces se siente bien encerrado en esa habitación y a veces se siente mal; a veces está triste y a veces está contento; a veces está enfadado y a veces no está enfadado. No tiene excusas, la situación dentro de la habitación es constantemente la misma pero, ¿Qué le sucede a él? Por eso el hombre tiene miedo a la soledad, porque en la soledad no hay excusas del exterior; tendrá que asumir que todo está dentro de él mismo. Si mantenemos aislada a una persona, no podrá seguir estando sana más de seis meses, se volverá loca.

Un faquir le contó esto a un emperador egipcio pero el emperador no le creyó. De modo que el faquir le pidió que buscara a la persona más sana de la ciudad y la aislara durante seis meses. Rastreó la ciudad. Llevaron ante el emperador un hombre joven y saludable, que era feliz en todos los aspectos: estaba recién casado, tenía un hijo, tenía un buen sueldo..., era muy feliz. El emperador le dijo: No tendrás que hacer ningún esfuerzo. Sólo estamos llevando a cabo un experimento. Cuidaremos de tu familia, les daremos comida, ropa y nos ocuparemos de que no les falte de nada. Estarán en mejor situación que tú. Tú tendrás todas las comodidades pero tendrás que vivir solo durante los próximos seis meses.

Le encerraron en una gran casa. Le dieron todo lo que necesitaba, ¡pero se sentía muy solo! El hombre que le cuidaba ni siquiera conocía su idioma, de modo que no podían hablar entre ellos. Al cabo de dos o tres días el hombre se empezó a poner nervioso. Tenía todas las comodidades, no pasaba ninguna escasez en absoluto: le servían la comida a su hora, podía irse a dormir a su hora. Puesto que se trataba de un palacio, le proporcionaban todas las comodidades y no tenía ninguna dificultad. Ahí sentado podía hacer lo que quisiese. El único inconveniente es que no podía hablar con nadie, no podía encontrarse con nadie. Al cabo de sólo dos o tres días empezó a sentirse incómodo, y al cabo de ocho días empezó a gritar: -sáquenme de aquí! ¡No quiero estar aquí!

¿Cuál era el problema? Los problemas provenían de dentro. Los problemas, que hasta el día anterior había pensado que provenían del exterior, ahora se dio cuenta, en su soledad, que provenían de su interior.

Al cabo de seis meses este hombre se volvió loco. Cuando le sacaron, después de que habían pasado seis meses, se había vuelto completamente loco. Empezó a hablar consigo mismo, empezó a maldecirse, empezó a enfadarse consigo mismo, empezó a amarse. El otro ya no estaba presente. Al cabo de seis meses, cuando le sacaron, estaba loco. Tardó seis años en curarse.

Cualquiera de vosotros se volvería loco. Las demás personas os están dando oportunidades, por eso no os volvéis locos. Encontráis cualquier excusa: “Este hombre me ha insultado, por eso estoy lleno de rabia”. Nadie se llena de rabia porque alguien le insulte. La rabia ya está presente en él, el insulto sólo es una oportunidad para que ésta salga.

Un pozo está lleno de agua: se echas un cubo en el pozo sacarás agua, el agua sale del pozo. Si no hay agua en el pozo entonces, a pesar de que eches el cubo en el pozo muchas veces, no sacarás nada. El cubo en sí no tiene la capacidad de sacar agua, primero tiene que haber agua en el pozo. Si hay agua en el pozo el cubo podrá sacada; si no hay agua en el pozo, el cubo no podrá sacar nada.

Si dentro de ti no hay rabia, si dentro de ti no hay odio, no habrá ningún poder en el mundo que pueda sacar rabia u odio de ti. En esos instantes intermedios, cuando nadie echa el cubo en el pozo, podrías tener la ilusión de que no hay agua en el pozo. Cuando alguien echa un cubo en el pozo podrá sacar agua; pero cuando el pozo no se usa podríamos equivocamos y pensar que no hay agua dentro de él. Del mismo modo, si nadie nos da la oportunidad, no saldrá rabia, ni odio ni envidia de nosotros. ¡Pero no pienses que no hay agua en tu pozo! El agua está ahí, y está esperando a que llegue alguien con un cubo y la saque. Pero creemos que estos momentos vacíos, estos intervalos, son momentos de amor, de paz. Esto es un error.

Después de cualquier guerra en el mundo, la gente siempre dice que hay paz. Pero Gandhi dijo: «A mi entender, esto no es así. O bien hay guerra o bien hay preparación para la guerra; la paz no llega nunca. La paz es un engaño».

Ahora mismo no hay ninguna guerra en el mundo; la segunda guerra mundial se ha terminado y estamos esperando la tercera guerra mundial. Si dijésemos que estos son días de paz, nos estaríamos engañando. No son días de paz, son, días de preparación para la tercera guerra mundial. En todo el mundo se están haciendo los preparativos para la tercera guerra mundial. O bien hay guerra, o bien hay preparación para la guerra. El mundo nunca ha conocido un día de paz desde el día que comenzó a existir.

También dentro del ser humano o bien hay rabia o preparación para la rabia; el ser humano no conoce un estado de no rabia. Hay inquietud que sale a la luz o se está preparando para salir a la luz. Si piensas que los momentos de preparación interna son momentos de paz, estás equivocado.

Las cuerdas de tu corazón están muy destensadas: sólo sale enfado de ellas, sólo sale distorsión y disonancia de ellas. No puede salir música. Si las cuerdas de tu mente están demasiado tensadas, entonces surge la locura, si las cuerdas de tu corazón están demasiado flojas entonces sólo sale rabia, enemistad, envidia y odio. Las cuerdas de tu corazón deberían estar un poco más tensadas para que pueda surgir amor de ellas, y las cuerdas de tu mente deberían estar más flojas para que pueda surgir de ellas una inteligencia despierta y no la locura. Si las dos cuerdas se equilibran, habrá una posibilidad de que suene la música de la vida.

Vamos a tratar dos temas: uno es cómo relajar las cuerdas de la mente y el otro es cómo tensar, cómo crear una tensión, en las cuerdas del corazón. El método que se utiliza para esto es lo que llamo meditación.

Si suceden estas dos cosas, entonces puede suceder una tercera: entonces es posible descender al verdadero centro de tu vida, el ombligo. Si surge la música en ambos centros es posible ir hacia dentro. La misma música se convertirá en el barco que te llevará hasta el fondo. Cuanto más armoniosa sea la personalidad, más música surgirá en tu interior y más podrás profundizar. Cuanto más disonancia haya en tu interior, llegarás a menor profundidad, te quedarás en la superficie.

En los próximos dos días hablaremos de estas dos cuestiones; no sólo hablaremos de ellas sino que experimentaremos como podemos equilibrar las cuerdas de la veena de la vida.

Tenéis que tener en cuenta los tres puntos que acabo de mencionarte para poder conectarlos con lo que voy a contaros ahora.

La primera cuestión: el alma del ser humano no está conectada a la mente ni al corazón, está conectada al ombligo. El punto más importante del cuerpo del ser humano es el ombligo; es el centro. El ombligo no está sólo en el centro del cuerpo del ser humanó; sino que también es el centro de la vida. Un niño nace a través de él y su vida se acaba a través de él. Para las personas que descubren la verdad, el ombligo se convierte en la puerta.

Quizá no seas consciente de que durante el día respiras con el pecho pero por la noche, cuando estás dormido, la respiración parte del ombligo. Durante el día sube y baja tu pecho pero por la noche, cuando estás dormido, tu vientre empieza a subir y bajar. Habrás visto respirar a un niño: el pecho del niño no se mueve, es su vientre el que sube y baja. Los niños pequeños todavía están muy cerca del ombligo. A medida que el niño crece empieza a respirar con el pecho y la reverberación de la respiración ya no llega hasta el ombligo.

Si vas por la carretera montado en una bicicleta o conduciendo un coche y, de repente, tienes un accidente, te sorprenderás al ver que el primer impacto será en el ombligo, no en la mente ni en el corazón.

Si, de repente, te ataca un hombre con un cuchillo sentirás el primer estremecimiento en el ombligo. Siempre que la vida está en peligro, los primeros temblores se sienten en el ombligo, porque el ombligo es el centro de la vida. Los temblores no surgen en ninguna otra parte. Las raíces de la vida están conectadas desde ahí, y como no prestamos en absoluto atención al ombligo, el ser humano se ha quedado en el limbo. El centro del ombligo está totalmente enfermo, no se le presta atención, y no se toma ninguna medida para su desarrollo.

Habría que tomar alguna medida para ayudar a que se desarrolle el centro del ombligo. Del mismo modo que hemos creado escuelas y colegios para desarrollar la mente, es absolutamente necesario crear algún método para desarrollar el centro del ombligo, ya que hay ciertas cosas que desarrollan el centro del ombligo y otras que no lo desarrollan.

Como he dicho, si surge una situación de miedo, éste se siente primero en el centro del ombligo. Cuanto más desarrollemos la ausencia de miedo, más sano se volverá nuestro ombligo; cuanto más practiquemos la valentía, más se desarrollará el centro del ombligo. Cuanto mayor es la ausencia de miedo, más fuerte y sano será el ombligo, y más profundo nuestro contacto con la vida. Por eso todos los grandes meditadores del mundo han considerado la ausencia de miedo como una cualidad esencial para el buscador; la ausencia de miedo no tiene otro significado. La importancia de la ausencia de miedo es que hace que el centro del ombligo esté totalmente vivo; es absolutamente útil a la hora de desarrollar el ombligo.

Hablaremos de ello paso a paso.

Es esencial dar la mayor atención al centro del ombligo; de modo que, poco a poco, habrá que desviar la atención del centro de la mente y el centro del corazón para que pueda descender y profundizar cada vez más. Para esto vamos a realizar dos experimentos de meditación, uno por la mañana y otro por la noche. Os voy a explicar el experimento de la mañana y después estaremos quince minutos sentados haciendo esa meditación.

Si la consciencia debe descender de la mente, es necesario que la mente esté totalmente relajada. Pero nuestra mente está tensa todo el tiempo. Nos hemos olvidado de que la mantenemos tensa: está totalmente tensa pero no nos damos cuenta. Lo primero que hay que permitir es que se relaje.

Ahora, cuando nos sentemos a meditar, hay tres cosas... Lo primero: hay que relajar la mente, tiene que estar tan calmada y relajada que no esté haciendo nada. Pero ¿Cómo sabes cuando está relajada? Si cerramos el puño y apretamos, nos damos cuenta de que todos los músculos están muy tensos. Después, si abrimos el puño nos damos cuenta de que los músculos están sueltos y relajados. Como nuestras mentes están tensas todo el tiempo, ni siquiera sabemos qué significa estar tenso o relajado. De modo que haremos una cosa: primero tensaremos la mente todo lo que podamos, después la relajaremos de repente, y así os daréis cuenta de cuál es la diferencia entre tener la mente tensa o relajada.

Ahora, mientras nos sentamos para meditar, tensa la mente todo lo que puedas durante un minuto, haz todo el esfuerzo que puedas. Después diré: «Ahora, permite que se relaje»; entonces deja que se relaje totalmente. Gradualmente, llegarás a saber lo que es estar tenso y estar relajado. Deberías sentirlo, deberías experimentarlo tú mismo. Entonces serás capaz de relajarte cada vez más. Lo primero que debes hacer es relajar totalmente la mente. El cuerpo se debe relajar junto con la mente. Uno debe sentarse tan cómodamente que no haya tensión en ninguna parte del cuerpo; no deberías sentir peso en ninguna parte del cuerpo. ¿Después, qué debes hacer? En cuanto permites que se relaje todo, los pájaros empezarán a cantar, oirás el sonido del molino de agua, en algún lugar graznará un cuervo, en otro lugar habrá otro sonido... Empezarás a oír todos esos sonidos, porque cuanto mas relajada está la mente, más sensible se vuelve. Empezarás a oír y a  sentir cómo entra y sale tu respiración.

Entonces, sentado en silencio, uno debería experimentar con quietud todo lo que sucede a su alrededor y no hacer nada. ¿Estás oyendo los sonidos? Escucha en silencio. Un pájaro canta, escucha en silencio cómo canta; la respiración entra y sale, obsérvala en silencio: no tienes que hacer nada más.  Por tu parte, no tienes que hacer nada, porque en cuanto haces algo la mente se tensa. Sólo tienes que seguir sentado en un estado relajado de observación. Todo sucede espontáneamente, tú simplemente lo escuchas tranquilamente. Y te asombrarás de que a medida que escuchas en silencio empezará a surgir en ti un silencio más profundo. Cuanto más profundamente escuches, más crecerá ese silencio. Al cabo de diez minutos verás que te has convertido en un centro de silencio extraordinario, todo se ha vuelto apacible.

Usaremos esta técnica para el primer experimento de la mañana. Primero: debes tensar totalmente tu mente: Cuando te diga que tenses la mente completamente, cierra los ojos y tensa la mente todo lo que puedas. Después te diré que la relajes: entonces permite que se relaje, deja que siga relajándose... Igualmente permite que se relaje el cuerpo. Los ojos estarán cerrados, sentado en silencio escucha con calma cualquier sonido que percibas. Durante diez minutos simplemente tienes que escuchar en silencio; no debes hacer nada más. En estos diez minutos, por primera vez empezarás a sentir que ha empezado a fluir un río de silencio y tu energía vital ha empezado a descender hacia tu interior. Empezará a bajar de la cabeza.

Debéis sentaros un poco más separados el uno del otro. Nadie debe estar en contacto con nadie. Algunos de vosotros podéis poneros al fondo del jardín. Quienes ya estén familiarizados con esta meditación matinal, quienes hayan participado en los anteriores campos de meditación, pueden sentarse al fondo del jardín, para que los nuevos puedan oír. Los que estén familiarizados deberán ponerse al fondo para que las personas nuevas puedan sentarse delante. Sí, los viejos amigos pueden ponerse atrás y los nuevos venir hacia delante. Algunos amigos pueden ponerse aquí y otros amigos pueden ponerse atrás para que podáis oír. Nadie debe sentarse en contacto con nadie, nadie debe estar en contacto con nadie, todavía os estáis tocando i Separaos un poco más! Alejaos un poco más. Sentaos en la arena.

Primero debes cerrar los ojos suavemente. Muy suavemente, cierra los ojos. No debes apretar los ojos. No debes cerrarlos con fuerza: deja caer suavemente los párpados, no debes sentir peso en los ojos.

Cierra los ojos. Si, cierra los ojos, ciérralos suavemente. Ahora permite que todo el cuerpo se relaje y tensa sólo la mente. Tensa la mente todo lo que puedas, haz todo el esfuerzo que puedas, tensa toda la mente. Haz un esfuerzo para tensar toda la mente. Ténsala con todas tus fuerzas. Ténsala con todas tus fuerzas pero deja el cuerpo relajado. Pon toda la energía en la mente para que esté totalmente tensa, igual que un puño cerrad con todos los músculos tensos: Mantenla absolutamente tensa durante un minuto. No dejes que afloje, mantenla tensa. Mantenla tan tensa como sea posible. Haz que se tensen todos los sentidos. Mantenla en tensión. Ténsala con todas tus fuerzas, hasta llegar a un clímax. Con toda la fuerza que puedas, haz que esté tan tensa que cuando le permitas relajarse, se relaje también totalmente. ¡Haz que esté tensa! ¡Ténsala!

Ahora deja que se relaje completamente. Permite que se relaje totalmente. Deja que la mente se relaje totalmente. Libera toda la tensión. Empezarás a notar relajación en tu interior. Sentirás que se ha  calmado algo en tu interior, que desaparece la tensión, algo se queda tranquilo. Deja que se relaje totalmente; simplemente, relájate... Y todos los sonidos que hay alrededor -el viento que pasa entre las hojas, algunos pájaros cantando-, sentado en silencio, oyendo tranquilamente todos esos sonidos. Sólo escucha. Sigue escuchando los sonidos de alrededor. Mientras escuchas, la mente irá acallándose, más y más... ¡escucha! Escucha en silencio, totalmente relajado. Sigue escuchando. Conviértete en la escucha durante diez minutos... Sigue escuchando y la mente empezará a acallarse... Sigue escuchando en silencio, simplemente escucha; la mente se quedará en silencio. Dentro de ti empezará a surgir  espontáneamente un silencio. Tú sólo escuchas... sigue escuchando; la mente se ha quedado callada, la  mente está quedándose totalmente en silencio. La mente está quedándose en silencio. Sigue escuchando  el silencio, la mente se está quedando en silencio...



EL LIBRO DE HARA 

  




TU PODER INTERIOR - paso 3 Tener el coraje de ir más allá de Stuart Wilde

 



El paso 3, “Tener el coraje de ir más allá”, es el acto de relajarse y permitir que tu vida entre en un fluir libre y espontáneo. Esto conlleva menos estructuración, más confianza y fe y tomar la vida tal y como te la encuentras, en vez de intentar encuadrarla en un patrón preconcebido y enfadarse cuando las cosas no resultan como esperabas.

El ego es por naturaleza resistente a dejarse fluir. Quiere aferrarse a su sentimiento de poder y dominar tu vida y las vidas de los demás. Necesita del control porque se siente inseguro. Así que puede darte miedo dejarte fluir, pero bajo mi punto de vista es más atemorizante permanecer donde estar.

En el mundo del ego y del intelecto, no tienes que desarrollar una confianza ciega. Puedes confiar en tus experiencias pasadas y reflexionar las cosas y normalmente eso funciona para ti la mayor parte del tiempo. Pero como ser espiritual, confiar es vital. En el dinámico y asombroso mundo del Yo Infinito, vuelas a ciegas. No tiene límites, así que te llevará a terrenos que no te son familiares y eso precisamente es lo que hace el proceso tan fascinante. El viaje del ego al espíritu conlleva resolver las paradojas de la existencia humana:

Tenemos que aceptar la infinidad estando dentro de un cuerpo mortal.


Tenemos que creer en un Dios que no podemos ver.


Tenemos que aprender a amar en una dimensión donde hay tanto odio.


Tenemos que ver abundancia cuando la gente habla constantemente de carencia.


Tenemos que descubrir la libertad donde el control es la religión estatal.


Tenemos que desarrollar nuestro auto valía mientras la gente nos critica y empequeñece.


Tenemos que ver belleza donde hay fealdad


Tenemos que abrazar la amabilidad y las actitudes positivas cuando estamos rodeados de incertidumbre.


Tenemos que sentirnos a salvo a pesar de nuestras preocupaciones.

El punto crucial es la confianza. Tienes que tener la valentía de tomar una idea, creerla, aceptarla y, antes de que tengas alguna prueba real de que la energía está allí para ti, o de que la idea funcionará. Has de dejar ir ese mal hábito intelectual que dice que tu ego-personalidad siempre sabe más. Dándole al infinito dentro de ti tu aceptación, le das poder para que entre en tu vida.

Es casi como si te perdieras un poco a ti mismo para encontrarte nuevamente en un nivel de energía mayor.

Si no te dejas ir un poco, tu ego-personalidad bloqueará constantemente tu poder interior y te perderás el beneficio de la sutil consciencia y de la percepción extrasensorial de los que estás investido como ser espiritual que eres.

Hemos llegado a rechazar esos mensajes interiores, ¿verdad?. Es parte de cómo el ego juega sus juegos.

El infinito en ti es como un viento celestial; soplará suavemente en tu dirección y te apoyará, pero sólo cuando aquietes la mente y controles el ego. La gente me pregunta ¿eso es la intuición? Sí y no. Es más que intuición. La intuición espontánea es como se manifiesta en sus estados iniciales. Mas tarde, el diálogo con el yo infinito viene a través de un conocimiento completo, de una información espontánea derivada de una sensibilidad incrementada. Crece conforme te vas enfocando te disciplinas a ti mismo y cuando sabes y crees que tú eres infinito.

Una vez que eres capaz de ver el mundo como lo que es, el poder de tu Yo Infinito se te une. Te enseña hora tras hora, día tras día, mostrándote constantemente la naturaleza sutil de las cosas de un modo verdaderamente magnificente. Te trae la gente a la que necesitas asociarte. Te muestra cómo modificar tus creencias y cuáles de ellas necesitas dejar atrás. Te ayuda en tu bienestar y te muestra modos de hacer tu modo de vida menos oneroso y restrictivo. La profundidad de su percepción te lleva de un paso al siguiente.

Será una pena si no la escuchas. Mientras el ego domina y aprieta, la espiritualidad interior se retira espera hasta que la mundana lógica de la vida te agote. Por tanto, estar de acuerdo en escuchar es importante; actuar en lo que escuchas lo es incluso más.

No importa si, al principio, te vienen cosas un poco mezcladas, si no estás seguro de qué es lo que procede de tu yo infinito y qué procede de la mente. Tienes que empezar desde algún punto, esa es la importancia de dar el primer paso.

Si no escuchas y te abres, el mundo que creas vía tu personalidad y sus preferencias, y la percepción que tienes del mundo que te rodea, empieza a disminuir en energía. Agotas el poder disponible para ti. La energía del lugar dónde vives, de tus circunstancias, tu trabajo y tus relaciones, todo empieza a bajar a un nivel de energía menor porque no fluyen energías nuevas para sostenerlo. Gradualmente te haces menos seguro, entrando en una zona de estancamiento que es la manifestación externa de una mente cansada y sin vida. Cada día hay menos energía que antes, menos excitación, más aburrimiento e irritación. A menudo este efecto será sofocante; te sentirás atrapado. La vida entra en encefalograma plano.

En el estancamiento el peligro crece; tu seguridad y protección se debilitan por la inmovilidad que te rodea.

Las restricciones de una situación sin vida como esta pueden causar ansiedad y acabar resultando en enfermedades o conductas negligentes. Puede conducir a la desesperanza y a una muerte temprana. Comprométete contigo mismo, en un tranquilo momento de oración o contemplación, que tu tienes el coraje de ser diferente. Cambiarás y lucharás contra la falta de energía del ego abrazando un puñado de ideas nuevas. Puede que la gente de tu alrededor te critique por querer cambiar, ¿y qué? En una situación de estancamiento cualquier cosa es mejor que seguir donde se está.

Lo siguiente es tener el coraje de aceptar y manejar el dolor y los problemas que, sin duda, el ego te pondrá para intentar que no le saques el poder. No le va a gustar lo que está pasando. Protestará con argumentos que suenan lógicos, esperando que te eches atrás. Cuando esto suceda sigue tu decisión con firmeza y pon en práctica una disciplina que no le guste al ego.

Echarte a nadar al río a las 4 de la mañana todos los días durante una semana. ¡Eso lo arreglará pronto!

En conclusión, al coraje de ir más allá, yo añadiría el coraje de ser vulnerable. Conforme cambies y crezcas el ego se sentirá asediado y amenazado. Si tienes poca o ninguna resistencia, estarás bien; si te resistes y luchas, dolerá un montón. Así que sé valiente. Permítete ser vulnerable. Deja a un lado la insistente psicología del macho que sufre la mayoría de la gente. En vez de eso penetra en la intensa belleza espiritual de moverte y fluir sin saber necesariamente qué camino tomar o cómo llegarás allí.

Cree, Cree, Cree....


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TU PODER INTERIOR - 33 pasos para reclamar tu poder interior